Un enfoque psicológico del problema de la obesidad
La BANDA GASTRICA VIRTUAL® es un tratamiento psicológico de la obesidad que hace uso de todos los recursos de la HIPNOSIS y de la REPROGRAMACION SUBLIMINAL, operando precisamente sobre el otro extremo del problema, sobre el deseo. Y no solo disminuye el deseo de comer sino que se implantan en el inconsciente nuevas pautas de conducta frente a la comida.
Porque prácticamente todos alcanzan su objetivo en formas distintas de la PROHIBICIÓN, y esa prohibición engendra el DESEO, que se va acumulando aún más rápidamente que los kilogramos bajados, provocando un estallido final incontrolable. Y porque la naturaleza ha inscripto en el cerebro de casi todos los mamíferos un programa de recuperación de la masa corporal al final de cada sequía o período de hambruna.
Logra un viejo sueño de los que sufrimos el sobrepeso: Bajar de peso a partir de la disminución del deseo y de un cambio en las conductas. Puede ser acompañando una dieta o simplemente cuidándose en la elección de las comidas. Y no tiene rebote. Además se logra la desidentificación del obeso con su tejido adiposo, de manera tal que nunca procure su recuperación tal como dijimos que marca la naturaleza. Como utiliza grabaciones de INDUCCIÓN AL SUEÑO, también mejora o cura las alteraciones del descanso, logrando que muchos pacientes abandonen toda medicación con tal fin y disminuye, a partir de un buen descanso, la ansiedad que en los obesos se traduce como HAMBRE. No está enfrentado con otros tratamientos ni con los recursos quirúrgicos: al contrario. Facilita su éxito. Y en los casos en que la obesidad sea consecuencia de razones psicológicas, es fácilmente integrable a un tratamiento psicológico que dilucide y solucione las causas de la misma.
En resumen: Se trata de un enfoque psicológico del problema, con la utilización de los recursos de la hipnosis y la reprogramación subliminal tendiente a obtener la baja del peso, no a partir de la prohibición externa, sino de la disminución del deseo, lo que evita el ciclo de recuperación de peso común a todos los otros tratamientos.
Cada obeso: Un drama particular
Ser «gordo» es una grave carga en nuestra sociedad. Quienes no lo son, quienes nunca han tenido que luchar contra su apetito, quienes nunca han escuchado en un negocio de ropa que le digan “No tenemos tu talle”, lo ignoran. Muchos han “comprado” la historia del “gordito simpático” desconociendo la historia patética que se esconde detrás de esa conducta, aprendida en la niñez, como un recurso extremo para ser – de alguna manera – aceptado entre los “otros”, entre los flacos.
Debo aclarar que hablo en primera persona porque he sido gordo desde niño, hijo de hiperobesos, criado en un hogar donde siempre se hacía dieta (sin bajar por eso de peso) y he vivido toda mi vida en una constante lucha contra los kilos. He ganado muchos rounds pero siempre perdí la pelea. Fui el primer paciente de este método. Comencé a aplicarlo en mí el 7 de Enero del 2006. Para fin de Junio ya había bajado 15 kgs. Pero eso no es ninguna hazaña. Lo importante es que desde esa fecha, sin hacer nada especial, salvo elegir qué como, me he mantenido alrededor de ese peso.
Coloco mis fotos no solamente porque son las únicas que estoy autorizado a difundir, sino porque a los gordos no nos gustan los consejos de los que nunca han sufrido este problema: siempre tenemos la sospecha de que nos lo hacen desde un lugar de presunta superioridad y desde una sustancial incomprensión.
A quienes somos gordos, la naturaleza nos ha jugado una mala pasada, porque a nuestro lado conviven personas que comen igual o más que nosotros… ¡Y no engordan!
Esas personas comen cualquier cantidad, utilizan lo que su organismo necesita y el resto lo desechan sin consecuencias. Nosotros tenemos organismos ahorrativos: el excedente no utilizado de calorías ingeridas lo “ahorramos” almacenándolo en forma de tejido adiposo. Incluso hay algunos entre nosotros que pertenecían al bando de los flacos hasta que pasó algo: Un parto, la menopausia, una rotura de meniscos, etc., y a partir de ese día todo cambió.
Nosotros, si colocamos en una balanza de dos platillos, en uno las calorías que ingerimos y en otro las que gastamos en la actividad diaria, tenemos que la única manera de bajar de peso es que las calorías ingeridas sean menos que las consumidas. Esto es una verdadera ley inmodificable para nosotros y no debemos olvidarlo nunca.
«SI INGERIMOS MAS CALORÍAS DE LAS QUE GASTAMOS EN MOVIMIENTO: ENGORDAMOS»
O sea que debemos comer menos. ¡Pero eso es lo que hemos hecho una y otra vez, en cada dieta que hemos emprendido y el resultado final es que estamos cada vez más gordos! ¿Cómo es posible?
Las Dietas
Todos los obesos podríamos parafrasear a Mark Twain que dijo: “Dejar de fumar es muy fácil. Yo mismo he dejado de fumar, docenas de veces” ya que, en reiteradas oportunidades, hemos alcanzado el peso deseado y a continuación vuelto a subir. Con el agravante de que cada vez nos resulta más difícil bajar (nuestro cuerpo aprende a vivir con menos calorías durante tiempos de dieta) y a la vez recuperamos más velozmente los kilos perdidos. A tal punto es así, que un autor mexicano, registrando el hecho de que, cuantas más dietas hacemos más gordos estamos, escribió un libro titulado: “Las dietas engordan”.
Razones Naturales
Casi todos los mamíferos cuentan con un recurso que les ha servido a través de toda la historia para sobrevivir a sequías y hambrunas: Cuando en la pradera, el bosque o el hábitat natural falta el alimento, los animales disminuyen su gasto calórico a niveles inimaginables, y además van perdiendo su peso hasta morir de inanición. Pero ¿Qué pasa cuando la sequía termina y vuelve a haber alimentos, con los animales que han sobrevivido, aunque estén muy flacos? Un mecanismo atávico que probablemente esté inscripto en el hipotálamo hace que cada uno recupere muy velozmente todo el peso perdido y algo más, como reserva adicional para futuras hambrunas.
Este mecanismo está presente en el género humano y es la explicación a ese fenómeno repetido de que, cuanto más enérgica ha sido una dieta, al dejarla, nos basta con “respirar hondo” y ya engordamos. Además, con cada dieta, nuestro cuerpo aprende cómo defenderse, o sea, como resistir la “hambruna” y como recuperarse (reengordar) más rápidamente.
Razones Psicológicas
Cuando los gordos comenzamos una dieta, lo primero que preguntamos es: “¿Cuándo se sale?”, o sea, «¿Cuándo podremos volver a comer de todo?» Nuestra actitud es la misma que si hubiéramos entrado en una cárcel o en un sanatorio. Y nos comportamos como presos que van anotando en la pared de su celda la cantidad de días que le faltan para la ansiada libertad. Y maquinamos venganzas y fantaseamos atracones. La clave de toda dieta es la prohibición y según describió Lacán: “La prohibición engendra el deseo”
Y continuamos acumulando presión, hasta que un día algo sucede: la balanza no responde, o nos peleamos con alguien o alcanzamos un determinado kilaje o se enferma un ser querido, o… (Complete usted con lo que desee) y llegamos a un punto de quiebre que yo bauticé como el punto del “Ma’ sí”, porque decimos: “Ma’ sí, me cansé. Ahora como y el lunes arranco de vuelta”. Y luego decimos “El día ya está perdido” y entonces, todo vale. Comemos cuanta cosa encontremos, en cualquier orden y en cualquier cantidad. Y el alud se precipita, y la bola de nieve no hace sino aumentar y si el lunes recomenzamos el martes volvemos a suspender y… Otra dieta más para nuestra historia. Y si bajamos cinco kilos en un mes y medio engordaremos siete en apenas dos semanas.
Podríamos comparar comer con comprar con una tarjeta de crédito. Porque en ambos casos hay una distancia entre el momento del placer (comprar, comer) con el del displacer: pagar el resumen, subirse a la balanza. Supongamos que usted ha decidido cuidarse estrictamente en los gastos porque está sobregirado, pero que se tentó y en un shopping se acaba de comprar un costoso par de zapatos. ¿Cuál es su reacción natural? Seguramente comenzará a devanarse los sesos para ver en qué puede ahorrar como una forma de compensar y minimizar las consecuencias de su exceso. Seguramente no se le ocurriría decir: “Ma’ sí: la semana ya está perdida” y a continuación comprarse cinturones, carteras, etc.
Y de esa manera obramos los obesos. ¿Estamos locos? No. La razón es que nos comportamos como los presos a cadena perpetua. Si un condenado a cadena perpetua logra escaparse y sabe que inevitablemente lo van a detener en pocos días ¿Porqué se privaría de hacer nada malo? ¿Por qué dejaría de robar, tomar, violar? Si igualmente lo van a detener y devolver a la cárcel y su condena no puede ser mayor.
La Cirugía
La banda gástrica ajustable es un excelente recurso quirúrgico que consiste en dividir el estómago en dos partes, como si fuera un reloj de arena, con una banda o aro que puede ser ajustado aún más desde fuera, de tal manera que la parte que finalmente funcionará como receptor de los alimentos no resulte más grande que dos huevos duros.
A partir de ese momento el estómago comienza a funcionar como un reloj de arena: Se llena la parte superior con muy poca comida y se torna imposible incorporar más. Solo cuando esta comida es digerida puede atravesar el ajustado camino que permite la banda gástrica.
Aún así, hay un porcentaje de pacientes que no adelgazan y aún que engordan. ¿Por qué? Porque desaparece el lugar adonde “poner” la comida pero continúa intacto el apetito. Porque, contrariamente a lo que la gente supone, el “hambre” no está en el estómago sino en nuestra cabeza. Y entonces comienzan a comer helados, cremas, etc., llegando en algunas oportunidades a licuar la pizza para digerirla velozmente y poder continuar ingiriéndola.
Por esa razón es que auné mis conocimientos de PSICOLOGÍA, de HIPNOSIS y de REPROGRAMACIÓN SUBLIMINAL a mi larga experiencia como OBESO para diseñar un tratamiento psicológico que atacara la obesidad no solamente como uno más de los muchos tratamientos para bajar de peso, sino como el mecanismo conducente a no volver a engordar luego, debido a la incorporación al inconsciente de nuevas pautas de conducta frente a la comida. El resultado es la BANDA GÁSTRICA VIRTUAL ®, un recurso terapéutico que se puede sumar a cualquier tratamiento exitoso para bajar de peso a fin de lograr que el paciente no vuelva a engordar al terminarlo .
La Hipnosis clínica aplicada por los psicólogos no se parece al espectáculo al que nos tienen acostumbrado el cine y la televisión. Se trata de un estado muy placentero de relajación, donde los pacientes entienden y recuerdan todo y no llegan a estar inconscientes nunca, aunque por la disminución de algunas inhibiciones conscientes, alcanzan recursos y potenciales usualmente dormidos o inalcanzables, pudiendo de esa manera inscribir de manera muy profunda, ideas y convicciones, tal como sucedió en la primera infancia, cuando fuimos educados y formados por nuestros padres.
En una sesión que puede ser grupal o individual, los pacientes incorporan tanto consciente como inconscientemente nuestra filosofía y las consignas que se van a convertir en conductas automáticas frente a la comida, facilitándoles la pérdida de peso. Además se les entregan dos grabaciones que deberán escuchar al menos una vez al día. Una de las mismas es de inducción al sueño y deberá escucharla cada noche al irse a dormir.
En realidad se quedará dormido escuchándola, con lo que – adicionalmente – podrá solucionar casi todos sus problemas de insomnio o de mal descanso: muchos de nuestros pacientes, además de adelgazar, dejan de tomar ansiolíticos o hipnóticos para lograr descansar. La otra deberá ser escuchada en vigilia, al menos una vez al día. La reiteración diaria de las consignas permite su inscripción en el inconsciente y su reaparición en la conciencia como surgida desde adentro.
O sea que no hacemos más gruesos los barrotes de la celda: logramos que la modificación de las conductas frente a la comida sea una decisión autónoma, evitando así esa presión acumulativa que conduce inevitablemente a las recaídas.
La consecuencia esperable es una disminución drástica del apetito a menos del 50%. Por supuesto que esto no garantiza, de por sí, la baja de peso a menos que sea acompañada de correctas elecciones. Y así se puede lograr el viejo sueño de los gordos: bajar de peso sin seguir una dieta estricta: “cuidándose”.
No competimos con nadie
Nosotros no damos dietas, porque no somos médicos. Lo que brindamos es la herramienta que le va a permitir a nuestros pacientes cumplir sin esfuerzos con la dieta que hayan elegido. La disminución del apetito tiene como consecuencia que el paciente se sienta satisfecho con la ración autorizada.
También aquellos que han sido sometidos a alguna cirugía pueden encontrar en este tratamiento el recurso que les permita no sufrir más por la disminución de comida.
Pero eso, a veces no alcanza...
Muchas veces la obesidad, como gran cantidad de enfermedades psicosomáticas como la impotencia, las fobias, las jaquecas, etc., son la expresión de profundos problemas psicológicos y no la mera consecuencia de malos hábitos adquiridos.
En tales casos este tratamiento no es suficiente. Inclusive a veces, sirve como un test para desnudar que el paciente, de verdad, quiere, necesita estar gordo. En tales casos será imprescindible ahondar en su historia y eso no se logrará, por supuesto con este tratamiento, sino con el auxilio de la psicología y un profesional avezado. Si el paciente decide utilizar la hipnosis regresiva, el problema puede llegar a solucionarse en muy pocas sesiones.